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El Nigromante

La visión hacia el Siglo XXI

Foto del escritorOscar Rojas

La intergénesis del Sistema Natural Cósmico

La presente reflexión es quizá el elemento esencial, el punto de referencia nodal para la comprensión de la dinámica de las interconexiones de la especie humana en su actividad como sociedad económica. Es decir, aunque para algunos puede resultar una obviedad que no hay ser humano sino en contacto con otros seres humanos –como dice el científico social Sergio Bagú–, somos siempre un nosotros. Pero además el contacto no es un asunto exterior sino –como señala Juan José Bautista– interno, somos una misma entidad social, a pesar de las diferencias culturales, geográficas, históricas, etcétera, somos la misma población mundial, la especie humana mundializada, pero que, y este es el punto central, la especie humana se mundializa en su relación madre, es decir, el trabajo social de transformación de la materia es un metabolismo no antropológico cerrado sino abierto e interno en tanto la sociedad humana se hace a través de su relación con la naturaleza. La actividad humana funciona como un ecosistema dentro de la totalidad de ecosistemas existentes en el planeta.


Por otro lado, en tanto ecosistema vivo, en permanente movimiento evolutivo, la propia actividad humana impulsa los cambios en las condiciones materiales de existencia (no es lo mismo una sociedad basada en el petróleo que basada en energía social) hacia adelante. Es decir, el viento cósmico es un proceso dialéctico de interacción universal, las combinaciones de elementos tienden a la complejización, así como hay una flecha del tiempo para entender el tiempo, hay la necesidad de comprender cómo se refleja en la evolución de los sistemas productivos este principio. Un ejemplo, el sistema biológico (del que la humanidad es misma parte) desarrolló la complejización de las células procariontas a las eucariontas. La diversificación de posibilidades de desarrollo es una característica de todo ecosistema, incluyendo –no hay razón para que no sea así– el ecosistema humano.


El ser humano, antes que ser una sociedad civil, es una comunidad humana en metabolismo histórico, o para decirlo de otra manera, la especie humana va en el tiempo como una serpiente que evoluciona permanentemente, de tal manera que alcanza momentos en los cuales tiene que cambiar de piel. Pero lo más importante es señalar que esto no se consigue por medio de la deriva práctica inconexa, sino que el trabajo social, el proceso creativo y transformador de la materia cobra una fuerza inconmensurable, la cooperación social ha permitido saltos tecnológicos y de capacidad productiva acelerados, como nunca antes en la historia. Por tanto, la intergénesis sintetiza esta potencialidad que proviene del espíritu de colaboración y apoyo mutuo (Kropotkin) que, como sucede en toda la naturaleza, como bien señala Darwin y Kropotkin, es la verdadera fuerza natural social que ha ocurrido en nuestra historia. La intergénesis es otra manera de ratificar el principio enunciado más arriba: "No hay ser humano sino en contacto con otros seres humanos", el individuo es siempre una expresión derivada de la comunidad humana. La competencia (eucarionta) nos arroja ahora a la cooperación (procarionta). La intergénesis es la síntesis del estatus que guarda el desarrollo humano en tanto energía de cooperación.




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