La ciencia económica se convirtió durante el periodo neoliberal en una actividad idealista (en el sentido filosófico del término) llena de modelos y técnicas que desterraron cualquier discusión que tuviera que ver con la materialidad histórica en la que los fenómenos económicos se desarrollan: su forma estatal.
Si bien el planeta entero se encuentra definido por la Formación Económico-Social Capitalista (FES-K) cada país y cultura tiene una combinación particular de sus respectivas características en sus modos de producción, mismos que incluyen el tipo de relación que guardan con respecto a la Totalidad Orgánica Mundial (TOM). Esta interdependencia vista desde la esfera económica también se representa en la esfera política.
La historia del capitalismo ha sido también la historia de la conformación revolucionaria de las distintas formaciones estatales, específicamente el advenimiento de la República Burguesa (RB) que sepultó formas monárquicas que pertenecían a una formación pasada del modo productivo. La madre de estas revoluciones es la Revolución Francesa que creó el molde de referencia para el mundo occidental de la renovación radical de las Relaciones Sociales de Producción (RSP) en su ser. Se suele olvidar que el capitalismo obtuvo su identidad política por medio de revoluciones.
Pero lo que es importante apuntar es que frente a la disolución de las monarquías se desarrollaron dos fuerzas contingentes en pugna: la de la burguesía (o nuevos comerciantes) y el proletariado (los trabajadores sin propiedad). La noción de República habría de abarcar una sociedad de igualdad y justicia en su estructura, lamentablemente el resultado fue la captura y dominio sistemático por parte de la burguesía sobre de la clase trabajadora. Es decir, aunque burgueses y proletarios lucharon muchas veces en conjunto contra la aristocracia feudal, los primeros traicionaron brutalmente a los segundos.Esta es la razón por la que argumentamos que la formación estatal propia del capitalismo dominante es la República Burguesa.
El problema radica en que este tipo de formaciones políticas no funcionan por si mismas sino que su poder se habilita de forma global, específicamente por aquella República que se constituye, gracias al dominio de la moneda mundial y la fuerza militar (sin dejar de considerar su despliegue cultural), como poder hegemónico. Así, una República Burguesa está determinada por intereses geoestratégicos globales de poder y dominio. En realidad termina, en los efectos, funcionando como una Monarquía Global.
De tal manera que lo que habremos de comprender, en primera instancia, es la dimensión de lo global para entender que frente a la crisis que el sistema vive actualmente, es el momento de impulsar una estructura de transición bajo un nuevo tipo de formación: La República Social Global (RSG).
En este periodo histórico de transición observaremos que, frente al debilitamiento del poder hegemónico, las distintas repúblicas tendrán la posibilidad de desarrollar movimientos políticos y económicos que superen el eje Monarquía Global- República Burguesa para dar paso a una República Global con Repúblicas Sociales.
No está de más decir que seguimos manteniendo el término República como base en tanto este es un proceso de transición. Las formaciones estatales seguirán su rumbo de cambio hacia el futuro y surgirán nuevas versiones.
Detengo momentáneamente la presenta propuesta con la siguiente pregunta : ¿qué tipo de Revolución es necesaria para efectivizar este tránsito?